<Nargond/260603>
En nuestra ambiciosa tarea de definir concretamente las principales características que dan forma a un videojuego como tal, nos hemos encontrado con que el principal escollo ha sido el definir lo que es y representa la profundidad jugable. Primero, porque comúnmente se confunde con las otras “profundidades”, la argumental y la de opciones y/o extras (aquellas que no aportan nada al juego en sí); y segundo, porque es tremendamente complicado explicar algo tan abstracto (y concreto, al mismo tiempo) y tan variable de juego a juego a alguien que nunca lo ha experimentado por sí mismo. Es tan difícil de explicar porque implica a todos los factores que influyen en el videojuego: nace en el mismo núcleo del concepto (no se deriva de él); dicta todo el posterior desarrollo; y su repercusión sobre la forma de jugar es enorme, de hecho es radicalmente distinta, cambiando objetivos e incluso la manera de concebir los videojuegos del jugador.